Gesto clave a la CGT: el Gobierno excluyó la eliminación de las cuotas solidarias de la reforma laboral

En una clara señal de distensión política destinada a destrabar las negociaciones con el sindicalismo, el Gobierno Nacional decidió dar marcha atrás con uno de los puntos más ríspidos de su propuesta original: la reforma laboral finalmente no incluirá la eliminación ni la limitación de las llamadas "cuotas solidarias". Esta decisión implica que los gremios podrán seguir cobrando este aporte obligatorio a los trabajadores no afiliados que se benefician de los acuerdos paritarios, preservando así una de sus principales fuentes de financiamiento, lo que había sido marcado como una "línea roja" infranqueable por la cúpula de la CGT.

La medida responde a una estrategia de pragmatismo legislativo impulsada por los negociadores de la Casa Rosada. Entendiendo que la aprobación de la reforma en el Congreso requiere de ciertos consensos básicos con los sectores gremiales y los bloques peronistas, el Ejecutivo optó por sacrificar este ataque a la "caja sindical" para garantizar el avance de los ejes que consideran centrales para la economía: la implementación del Fondo de Cese Laboral optativo, la extensión del período de prueba a ocho meses y la eliminación de multas por mala registración.

Si bien el ala más dura del Gobierno y algunos sectores empresariales insistían en la necesidad de terminar con la obligatoriedad de estos aportes para transparentar el sistema, primó la visión de no dinamitar los puentes de diálogo en la víspera de un debate parlamentario crucial. Con este gesto, el oficialismo espera bajar el nivel de confrontación con la calle y lograr que la dirigencia gremial, si bien no apoyará explícitamente la ley, al menos no obstaculice su tratamiento, permitiendo modernizar las relaciones laborales sin desatar una guerra total con el movimiento obrero organizado.

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